Día 5 [Ismael serrano-Cien días]

Días después de que lo inevitable sucediese, decidí tomar un descanso y pisé la calle en un intento de despejar un poco la cabeza, no hubo éxito pero hubo risas.

Por un paseo grato

Por la buena gente

Por los abrazos que consiguieron sacarme mas de una sonrisa.

Porque he tenido la suerte de poder ir mas allá, y abrir lo que estaba cerrado.

El candado oxidado se terminó de oxidar y sus restos cayeron como una bandada de cuervos.

Soy lógica e ilógica al mismo tiempo.

No puedo volver la cabeza y decir que nada ocurrió, todo está guardado en un cajoncito negro y rojo.

Con una llave pequeña, diminuta que guardo aquí, al lado de mi alma.

Cuando ese cajoncito se abre, una nube negra se alza provocando caos y terror en toda la gente que me rodea

Hago daño

Hiero.

Y despierta la ira, como una mariposa se acerca al fuego.

No entiendo, ¿qué pasa en mi cabeza?, no se que quiero, ni porque las cosas son así

Dejad de torturar lo torturado, dejad de hablar de lo inmencionable.

No confié en nadie nunca, jamas escribí mas allá de lo que los demás querían escuchar.

¿Y ahora?, las cosas cambian y yo me quedo atrás.

Siento que el agua me ahoga, que los demás me absorben que ya no puedo huir.

¿Soy realmente tan fuerte?. ¿Viviré para ver logrados todos mi sueños?.

Por favor, dejadme seguir aquí de pié.

Aunque solo mire el oscuro hueco que hay entre tu y yo.

Aunque solo exhale tu penar dejándolo seco y moribundo.

Rompí unas cadenas que no eran las que me liberaban, soltando así, todos los demonios que guardaba , ahora que creé el miedo, que destruí lo indestructible, vuelvo, para intentar retomar lo que dejé a medias.

Si las cosas han cambiado, tendrán que volver a cambiar.

Dame tu mano y te destruiré junto con el resto de mortales que decidieron condenar a un alma, que ya vive condenada a soportarte.