miércoles, 23 de mayo de 2012

La calá del río matutino me ahogó en su alcohol
donde peces sin aderezar me contaron el cuento
Y salgo cuando quiero a la aventura.
Un par de ostias mal colocás en la boca 
justo ahí donde me jodió la varilla de la vida

No dejé que las palomas me arrancasen el cerebro
vaciaste el anillo de recuerdos y sus letras de plomo.
Me deshice de toda la comida y sus soldados.
Ahora cuento historias que viven en viejos Olmos.

Que no me callo si me dicen me equivoco
que esa boca dice ser mía,
pero es de un mundo desconocío
ni miro por los delirios de esas manos muertas.

Y ahora abrazo arboles que me sonríen
siento sus ramas, no son una historia, son pura madera
Sin cuentos de doloríos sollozos, ni berríos

Ahora el mundo te busca bajo las piedras
escarbando los escombros donde estaba yo
Aquel que era hasta que me encontré con tu universo
Donde desparecí entre meteoritos y noches en vela

Entre velas y escombros busco los bares
allí donde consumí la cerveza a salud de tu sangre
la linea que dejó de ser pesadilla, para ser real.

Por favor déjame...
No me mires.
Acércate que tengo en la boca todo un mundo a catar
no esquives la lengua que te hará olvidar todo lo que te pierdes
Por ti dejé el anillo vacio de recuerdos y letras de plomo
Si hace falta que me echen 300 perros hambrientos
para que me entretengan a no tentarme a pillar esos labios.
Que si no, el machete de lujuria romperá la realidad de tus ojos
Mirada de terciopelo que me come el alma de abajo arriba
como un barco en un banco de mentira, navegando a la deriva
Resuena la guitarra el grito de un amor desesperao 
que esta luna nos amenaza con un rayo de metal 
picotea el lado del alma que no se ve a la cara.
Solo se ve al corazón un manchon de sangre 
Resuena el ladrío cansao de un perro ladrador poco mordedor
.

Almejas

Y te recojo de los tímpanos para gritar lo que al tiempo voy resolviendo
y así voy revolviendo el color amarillo de mis hojas marchitás por la historia
No rechaces mi destino, la playa siendo tus labios el mar.

sequía

Los gritos de la sequedad de tu acequia
el olor a esmalte pasao por tus piernas