viernes, 2 de diciembre de 2011

melancólico, patán y desatino


  • Vivía en una nube blanca como el sol, me acobijaba en los sueños de las personas del pueblo, 
  • no pedía mucho mas, solo que la ilusión y la felicidad rebozara siempre sus corazones.
  • Un día un pequeño murió, y la pena en el pueblo se sembró como un girasol que contradecía al sol, y luchaba por ser gris, 
  • nefasto y oscuro. 
  • Ya no puedo continuar, la alegría se marchó y yo detrás de ella, ¿a donde se fue, por donde buscar?
  • nada se tornó esperanzador cuando en el pueblo solo el canto de un par de lagrimas dibujaban nubes grises y marrones.
  • ¿Qué sería ahora de mi que no estaría en sus alegres corazones para vivir?
  • Cuando los años pudorosos, cretinos pasaban y las cartas se ensamblaban unas con otras, decidí volver al pueblo,
  • el sol salió como todos los días, la alegría no era la misma ni la luz del cáliz bajaba como siempre.
  • Pero algo había, en sus secas almas, y crudas miradas, me di cuenta, que a pesar de la muerte y del dolor, los ojos brillantes y bonitos se alzaban al cielo y me miraban directamente, como si de ellos a mi hubiesen transcurrido miles de años.
  • ¿Que sería lo que en ese viaje rápido de miradas había, por qué no me había sentido antes así?
  • A medida que los siglos pasaban a mi vera, acariciando mi corazón y envejeciendo mis manos comprendí que lo que ahora veía como un cuento insensato, un sueño mal escrito, una nube blanca en la que vivía, todo aquello era solo un reflejo de mis cristales empañados a este mundo, a este humano melancólico....

No hay comentarios: