Refugiada en el abrazo del amanecer, y soportando las heridas del atardecer vivirás como cuando decidiste morir.
No te cansas de cambiar, de vivir, de persistir con las innumerables e insoportables caricias de aquel palo con astillas?
Miras al gato de dos patas arrastrarse agonizante por el suelo sucio, el pelo manchado de tierra rememora la historia de rodillas y aclamando el perdón.
La imagen viva del fuego plasma como una piedra helada en tu cabeza la tristeza, y el recuerdo dormido como las alas de una golondrina blanca, se esfuma en la nube negra de la tormenta.
La guitarra resuena con tono country, ves el llano desolado, caminarás hasta el final, y darás de bruces con el futuro negro que te espera, pero como hay millones de futuros, pues a lo mejor, hasta tienes suerte.
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